Belgrado Noir

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Título original:

Belgrade Noir

Contenido del libro:

Akashic Books continúa su galardonada serie de antologías de novela negra original, iniciada en 2004 con Brooklyn Noir. Cada libro se compone de relatos nuevos, cada uno de ellos ambientado en un barrio o lugar distinto de la ciudad respectiva.

Relatos inéditos de: Oto Oltvanji, Misha Glenny, Kati Hiekkapelto, Vesna Goldsworthy, Mirjana Đurđevic, Vladan Matijevic, Muharem Bazdulj, Vladimir Arsenijevic, Dejan Stojiljkovic, Miljenko Jergovic, Aleksandar Gatalica, Vule Zuric, Verica Vincent Cole y Goran Skrobonja.

De la introducción de Milorad Ivanovic.

Era el verano de 1997, dos años después de las guerras de Bosnia y Croacia, y dos años antes de la guerra de Kosovo y del bombardeo de Belgrado por la OTAN. Serbia estaba sometida a sanciones y la vida era difícil. Llevaba dos meses trabajando como periodista cuando mi editor me envió a cubrir el suicidio de un famoso pintor serbio. La escena del crimen era aterradora: delante del ascensor yacía el cuerpo del artista cubierto de sangre. En una mano sujetaba una bolsa de plástico que contenía el pan y la leche que había comprado unos minutos antes en un supermercado cercano, y en la otra empuñaba una pistola que aún tenía apretada contra la frente. Los vecinos nos dijeron que momentos antes había estado sentado en una kafana, bebiendo sljivovica. Mientras seguía documentando la escena, un flamante Mazda rojo se detuvo y aparcó frente al edificio. Dos hombres pulcros, bien afeitados y de aspecto peligroso, con trajes muy caros, salieron del coche, se acercaron a los policías que realizaban la investigación y mostraron sus carnés de los servicios secretos serbios.

"Sigan haciendo su trabajo, nosotros estamos aquí por otros asuntos", dijeron. Los policías se hicieron a un lado, permitiendo a los hombres entrar en el edificio. Unos minutos después, los agentes reaparecieron acompañados por una de, en aquel momento, las mayores estrellas de la música turbo-folk. Vestida con un lujoso abrigo y embadurnada de maquillaje, sus tacones altos atravesaron con elegancia el charco de sangre que se había formado frente al ascensor. No prestó atención a la macabra escena acentuada por el cadáver fresco que yacía frente a ella mientras entraba en el Mazda rojo.

Si leyó los párrafos anteriores y los comprendió plenamente -reconoció a los turbo-folk, rememoró su kafana favorita, recordó el tipo de sanciones bajo las que vivía Serbia y recordó por qué una capital europea fue bombardeada en 1999-, entonces le resultará fácil entender los catorce relatos cortos de cine negro de esta antología. Si no lo hizo, ésta será una gran oportunidad para conocer y comprender la ciudad que Momo Kapor, uno de los autores serbios más famosos, describió como "una Nueva York de bajo presupuesto".