Puntuación:
El libro «Q Ship vs U-Boat 1914-1918», de David Greentree, explora el poco conocido tema de los buques Q, mercantes británicos convertidos en señuelos armados contra los submarinos alemanes durante la Primera Guerra Mundial. Proporciona relatos detallados de encuentros entre buques Q y submarinos, apoyados por mapas, diagramas y fotografías. Aunque la eficacia de los buques Q es objeto de debate, el libro es apreciado por iluminar un aspecto pasado por alto de la guerra naval.
Ventajas:⬤ Exploración detallada de los buques Q y sus tácticas contra los submarinos.
⬤ Bien ilustrado con fotografías, mapas y diagramas.
⬤ Proporciona análisis estadísticos y relatos de encuentros.
⬤ Atractiva narración que atrae tanto a estudiosos como a lectores en general.
⬤ Ilumina aspectos menos conocidos de la historia naval de la Primera Guerra Mundial.
⬤ A algunos lectores les resultó difícil comprender la narración sin conocimientos previos.
⬤ Críticas a inexactitudes técnicas, incluido un notable error en una de las fotografías.
⬤ Se cuestiona la eficacia de los barcos Q, sugiriendo que puede que no merecieran la pena.
⬤ Cierto deseo de detalles más profundos sobre ciertos aspectos o encuentros.
(basado en 18 opiniones de lectores)
Q Ship vs U-Boat: 1914-18
Al comienzo de la Primera Guerra Mundial surgió una nueva y potente amenaza para la supremacía naval británica: los submarinos imperiales alemanes del Kaiser, gracias a su recién adquirida capacidad para sumergirse y acechar a sus adversarios. Sin embargo, la tripulación de un submarino no podía abordar y capturar un buque mercante, y al principio los dirigentes alemanes se mostraron reacios a ordenar a sus capitanes de submarinos que utilizaran disparos o torpedos para hundir los buques mercantes, tripulados por marinos civiles, debido a la esperada reacción hostil de países neutrales como Estados Unidos. En su lugar, se ordenó a los capitanes de los submarinos que salieran a la superficie, comprobaran el manifiesto de los mercantes y permitieran a sus tripulaciones subir a los botes salvavidas antes de hundir los cargueros, con lo que el submarino era muy vulnerable a los ataques. Esto permitió a la Royal Navy contrarrestar la amenaza submarina con buques cuya apariencia externa era la de un mercante, pero que mantenían oculto un arsenal de armas que cobrarían vida si un submarino salía a la superficie: los buques Q.
Los buques Q eran de todas las formas y tamaños (vapor costero, arrastrero, barca, yate o goleta), pero todos tenían que parecer inofensivos para atraer a los adversarios a la superficie y animarles a atacar. El armamento difería según el tamaño del barco: los vapores solían tener cañones de 4 pulgadas montados en el centro y en la proa, los arrastreros de 3 y los veleros de 12. Los que servían en los buques Q tenían un cañón de 5 pulgadas. Los que servían en buques Q tenían que aceptar que sus oponentes submarinos podían atacar primero. Los capitanes de los Q-ships tenían preparada una "tripulación del pánico", entrenada para representar una evacuación elaborada con el fin de convencer al comandante del submarino de que la tripulación abandonaba el barco. El capitán del buque Q se quedaba atrás con un puñado de tripulantes al mando de los cañones, que permanecían ocultos hasta el momento más oportuno para desenmascarar y atacar al submarino.
Sin embargo, estos engaños no pasaron desapercibidos; los capitanes alemanes aprendieron a ser cautelosos y con frecuencia se enfrentaban con sus cañones a mayor distancia y, más adelante en la guerra, con torpedos. El contramaestre de submarinos Christof Lassen consideraba que los Q-ships eran "el objeto más desagradable que podíamos esperar encontrarnos". Mientras los Aliados condenaban el hundimiento de mercantes, los alemanes vilipendiaban los Q-ships como un burdo engaño tripulado por piratas y contrario a las reglas de la guerra civilizada. Los enfrentamientos solían ser encarnizados y apenas se daba cuartel.
El Q-ship se adaptaba a la preferencia de la Royal Navy por la acción ofensiva para contrarrestar al submarino. El concepto de buque Q había surgido al principio de la guerra, cuando ningún otro método parecía capaz de contrarrestar la amenaza de los submarinos, y prosperó hasta que se desarrollaron, probaron y aplicaron nuevas tecnologías y tácticas. Los buques Q infundieron cautela a un enemigo hasta entonces audaz y aparentemente invencible. La utilidad de los buques Q disminuyó cuando perdieron su factor sorpresa, pero ayudaron a mitigar la amenaza de los submarinos hasta que se adoptaron medios de defensa más eficaces y eficientes. Con ilustraciones especialmente encargadas a todo color y basándose en las últimas investigaciones, este atractivo estudio da vida al duelo mortal entre estos dos buques tan diferentes en plena Primera Guerra Mundial.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)