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El libro, reconocido como un recurso importante para comprender el nacionalismo y la historia bielorrusos, ha sido elogiado por su exhaustiva investigación y su claro estilo de redacción. Los críticos destacan su valor a la hora de explorar las complejidades de la identidad y la política bielorrusas, lo que lo convierte en una lectura esencial para los interesados en el tema. Sin embargo, algunas críticas sugieren limitaciones en el alcance de ciertos acontecimientos históricos.
Ventajas:⬤ Valioso y profundo estudio del nacionalismo bielorruso.
⬤ Estilo de redacción claro e informativo.
⬤ La investigación exhaustiva y el uso de notas a pie de página demuestran una erudición rigurosa.
⬤ Ofrece una visión de la política y la diplomacia independientes de Bielorrusia tras la Unión Soviética.
⬤ Muy recomendable para lectores con un interés personal o académico en la historia de Bielorrusia.
⬤ Algunos críticos señalaron el olvido de ciertos temas históricos, como el Gran Ducado de Lituania.
⬤ Preocupa que el libro cuestione los mitos políticos existentes, lo que hace esperar que no se traduzca al bielorruso ni al ruso.
(basado en 5 opiniones de lectores)
The Rise and Fall of Belarusian Nationalism, 1906-1931
El nacionalismo bielorruso moderno surgió a principios del siglo XX durante un período dramático que incluyó un éxodo masivo, múltiples ocupaciones, siete años de guerra y la partición de las tierras bielorrusas. En esta original historia, Per Anders Rudling traza la evolución del nacionalismo bielorruso moderno desde sus orígenes en la Rusia imperial tardía hasta principios de la década de 1930.
La revolución de 1905 abrió una ventana de oportunidades, y los debates giraron en torno a las definiciones de pertenencia étnica, racial o cultural. En marzo de 1918, un pequeño grupo de nacionalistas había declarado la formación de una República Popular Bielorrusa (RPB), con territorios basados en reivindicaciones etnográficas. Menos de un año después, los soviéticos reclamaron aproximadamente la misma zona para una República Socialista Soviética de Bielorrusia (RSSB). Entre 1918 y 1920, Bielorrusia fue declarada Estado en seis ocasiones. En 1921, el tratado de Riga dividió oficialmente las tierras bielorrusas entre Polonia y la Unión Soviética. Las autoridades polacas sometieron a Bielorrusia occidental a políticas de asimilación, alienando a gran parte de la población. Al mismo tiempo, el establecimiento soviético de instituciones culturales y educativas en bielorruso en Bielorrusia oriental estimuló el activismo nacional en Bielorrusia occidental. Hasta mediados de la década de 1920 se produjeron guerras esporádicas de partisanos contra las autoridades polacas, con apoyo lituano y soviético. A ambos lados de la frontera, los activistas bielorrusos emprendieron un proceso de mitificación y movilización nacional. En 1926, el activismo político bielorruso había alcanzado su punto álgido, pero decayó cuando los golpes de estado llevaron el autoritarismo a Polonia y Lituania. El año 1927 fue testigo de la represión del movimiento nacional bielorruso occidental, y en Bielorrusia oriental, la consolidación del poder por parte de Stalin condujo a una brutal transformación de la sociedad y al desarraigo de los comunistas nacionales bielorrusos.
Como pequeño grupo de élites, los nacionalistas bielorrusos dependían de patrocinadores alemanes, lituanos, polacos y soviéticos desde 1915. La rivalidad geopolítica ofrecía oportunidades, pero también inconvenientes. Después de 1926, maniobrar en este panorama complejo y progresivamente hostil se hizo difícil. El apoyo de Kaunas y Moscú a los nacionalistas bielorrusos occidentales atrajo el interés de las autoridades polacas, y las instituciones republicanas de Minsk, cada vez más autónomas, se convirtieron en una preocupación para el gobierno central del Kremlin.
Como demuestra Rudling, Bielorrusia fue un campo de batalla histórico que sirvió de instrumento político, frontera y zona tampón entre potencias mayores. El nacionalismo llegó tarde, se limitó a una élite relativamente pequeña y fue reprimido en sus primeras etapas. Sin embargo, el tumultuoso proceso estableció la idea de la estatalidad bielorrusa, dejó tras de sí un mito fundacional moderno y legó el marco institucional de un protoestado, todo lo cual resurgió como bloques de construcción para la consolidación nacional cuando Bielorrusia obtuvo la independencia en 1991.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)