Auge y caída de la Gruta de Obsidiana

Título original:

Rise & Fall of the Obsidian Grotto

Contenido del libro:

Un retorcido monstruo anciano se alía con los elfos de lava de la Gruta de Obsidiana. Promete proporcionar a un general elfo armas arcanas para derribar a sus enemigos enanos, y también el apoyo de un culto que maneja magia negra oculto en el Bosque de Nhur-Gale. El general Shedakor supone que cualquier trato con una criatura tan oscura tendría un alto coste... ¿pero puede permitirse pagarlo?

Mientras tanto, en el otro lado de Esfah. Un héroe elfo de las costas del norte se embarca en una misión para proteger su hogar de los goblins del pantano de Brackishomme. Pero Davian Whisperwynd es propenso a los votos precipitados y los dioses no liberarán al aventurero de la promesa de deponer su espada: un juramento que complica las cosas cuando promete a una bella hechicera que recuperará un objeto de la guarida del mismísimo dios de la Muerte.

Ninguno de los dos lo sabe, pero los dioses del destino han entrelazado sus destinos.

A mediados de los noventa había un juego de rol de fantasía que los dominaba a todos: D&D, del que formaban parte Dragonlance, Reinos Olvidados y muchos otros libros y mundos de juego. Su editor, TSR, creó otro mundo de juego que ganó el premio al Juego del Año en 1995. Ese mundo era Esfah.

En eones pasados, cuando el tiempo era joven y la creación maleable, los cuatro poderes de la Naturaleza -tierra, aire, fuego y agua-, los hijos de la Naturaleza, dioses por derecho propio, engendraron dos razas de seres para cuidar de su incipiente mundo de Esfah, creado por el todopoderoso Tarvenehl. Una raza, los Selumari o elfos de coral, fue creada para administrar las fuerzas fluidas del aire y el agua. La otra raza, los Vagha, una raza enana, encarnaba la estabilidad de la tierra y el poder templador del fuego. Juntos, estos dos pueblos trabajaron para convertir su mundo infantil en algo glorioso y hermoso... pero entonces se reveló otro dios: La Muerte...