Atlas de zoología poética

Opiniones de los lectores

El libro es una exploración bellamente ilustrada y poéticamente escrita de las adaptaciones de los animales que atrae tanto a biólogos como a lectores ocasionales. Aunque la narración y los elementos visuales son magníficos, la versión inglesa contiene algunos errores de traducción y estructuras de frases incómodas.

Bellamente ilustrado, poéticamente escrito, entretenido tanto para biólogos experimentados como para lectores ocasionales, historias interesantes, grandes ilustraciones.

Errores de traducción, como marcos temporales incorrectos, estructuras de frases incómodas en la versión inglesa.

(basado en 3 opiniones de lectores)

Título original:

Atlas of Poetic Zoology

Contenido del libro:

Un catálogo de maravillas, desde peces que caminan hasta chimpancés que se automedican.

Este Atlas de Zoología Poética conduce a los lectores a un mundo de maravillas donde las tortugas vuelan bajo el mar, los lagartos caminan sobre el agua, los insectos se hacen pasar por flores, los pájaros no vuelan, las ranas vuelven de entre los muertos y los tiburones vírgenes dan a luz. Los animales, escribe Emmanuelle Pouydebat, son poetas líricos; descubren y dan forma al mundo cuando cantan, bailan, exploran y se reproducen. El reino animal lleva millones de años evolucionando, superando numerosas crisis de extinción; este libro nos permite inspirarnos en la vitalidad perdurable de los animales.

El texto de Pouydebat, acompañado de llamativas ilustraciones en color de la artista Julie Terrazzoni, ofrece un catálogo de seres maravillosos. Pouydebat describe al elefante africano, el mamífero terrestre más grande de todos, pero descendiente evolutivo de un animal diminuto que no llegaba a los cincuenta centímetros de altura hace sesenta millones de años; al pangolín escamoso y desdentado, el mamífero más amenazado del mundo y quizá el más atípico; al pez murciélago de labios rojos, que camina por el fondo del océano en lugar de nadar; y a la gran cacatúa negra, una percusionista superdotada. Los chimpancés, nos cuenta, se automedican con plantas medicinales; las medusas, bajo estrés, vuelven a ser pólipos juveniles; y el tejón de la miel, de dulce nombre, se alimenta de reptiles, termitas, escorpiones y lombrices.

Pouydebat, investigador del Museo Francés de Historia Natural, y Terrazzoni captan el asombro que promete cualquier excursión a la naturaleza: la felicidad que produce observar una libélula, una araña, una rana, un lagarto, un elefante, un loro, un ratón, un orangután o una mariquita. Es la alegría de presenciar la vida misma. Sólo tenemos que abrir los ojos para ver.