Atenas de 1920 a 1940: Un relato verídico y justo de cómo la historia fue envuelta por una ciudad moderna y el lugar se convirtió en un acontecimiento

Título original:

Athens from 1920 to 1940: A True and Just Account of How History Was Enveloped by a Modern City and the Place Became an Event

Contenido del libro:

Durante el breve periodo de entreguerras de principios del siglo XX, Atenas entró en un proceso de meteórica transformación urbana que le otorgó un lugar único entre las capitales europeas de la época. La puesta en marcha de un programa de asentamiento de cientos de miles de refugiados, tras la catástrofe de Esmirna de 1922, efectuó metamorfosis sociales y económicas que, en sus primeros pasos, no estuvieron exentas de pautas de segregación social y espacial.

Durante la década de 1930, a pesar de las múltiples adversidades, la capital conoció la modernidad, pero lo hizo en sus propios términos. En el plano ideológico, adquirió fama mundial por dos razones. En primer lugar, por la ambiciosa empresa de desenterrar antigüedades en la antigua ágora y revelar la gloria de la antigua Grecia, aunque para ello hubiera que borrar todo un barrio situado en el lugar, que durante siglos había bullido de intercambios sociales y transacciones comerciales.

En segundo lugar, al imprimir su nombre en la "Carta de Atenas", el documento que concluía los resultados del IV Congreso de Arquitectura Moderna del que fue anfitriona, vinculándola intrínsecamente con la teoría y la práctica arquitectónicas de vanguardia de la época. Por otra parte, la participación estatal y gubernamental en la producción del entorno construido, apoyando ocasionalmente al sector privado y a los terratenientes en particular en sus intenciones especulativas, dotó a Atenas de las infraestructuras que exigía para ejercer su papel de capital de Grecia.

La presa de Maratón, el ferrocarril subterráneo, las centrales eléctricas de vapor y muchos otros proyectos supusieron avances con los que el hombre y la mujer de la calle podían alegrarse de que la modernización hubiera echado raíces profundas en la vida cotidiana ateniense. Sin embargo, parece que Atenas caminaba junto al modernismo, no dentro de él.

Muy al estilo de Narciso, el apuesto joven de Beocia, puede que Atenas contemplara su bello rostro reflejado como en las aguas tranquilas de un lago; abrumada por un fuerte sentimiento de exaltación y deleite, permaneció allí hasta su muerte.