Ascetismo cristiano

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Título original:

Christian Asceticism

Contenido del libro:

Prólogo del P. Roberto Ferrari, OSB (Investigador en Teología Espiritual Mística y Monástica)

Anselm Stolz, el autor de este libro, fue un monje benedictino de la abadía alemana de Gerleve. Fue llamado a Roma para enseñar teología en Sant'Anselmo, el colegio benedictino romano, hasta su temprana muerte por tifus en 1942. En su vida y en su enseñanza, como señala su cofrade Elmar Salman, unió la creencia cristiana y la vida cristiana, no sólo habló en libros y conferencias, sino que caminó, en su vida y en su muerte.

Una vida después, otro profesor benedictino, Gerardo Békés, recordaría cómo, cuando llegó de su monasterio húngaro como nuevo estudiante, sus cohermanos le abandonaron a su suerte, y mientras estaba allí en la oscuridad, solo y algo desamparado en una casa y un país extraños, Anselm Stolz se acercó y le saludó -¡en húngaro! - y le hizo sentirse bienvenido y como en casa. Este gesto de amable caridad fraternal de un profesor hacia un nuevo estudiante le inspiró. El final de la vida de Stolz fue muy similar. Enviado al hospital para atender a los enfermos de tifus, contrajo la enfermedad y murió, dando su vida por los demás.

Stolz enseñó que el misticismo, en el sentido de tener una profunda relación personal con Jesús, era para todos, no sólo el coto de una élite espiritual - en esto fue un precursor del énfasis del Concilio Vaticano II en la vocación universal a la santidad. Como dice Salman, este libro «es la etapa final del viaje de Stolz hacia la perfección». Está, como dice el Abad Ogliari «destinado a proporcionar inspiración para vivir con libertad interior y alegría el seguimiento de Cristo y su Evangelio.»

Así, en una sucesión de capítulos, Stolz ofrece consejos sobre los medios para acercarse a Cristo y, lo que es más importante, para eliminar los obstáculos que impiden que Cristo se acerque a nosotros. Su enseñanza se basa en las Escrituras y en los escritos de los santos, los Padres y los doctores, que han seguido los mismos caminos y, por tanto, son guías fiables para nosotros.

Las exigencias del Evangelio pueden parecer aterradoramente intransigentes, costando nada menos que todo. Pero si has encontrado la perla preciosa, el tesoro escondido en el campo, si has encontrado a Cristo, todo encaja. Y siempre está esa reconfortante «ley de la gradualidad» a la que recurrir, estamos en un viaje de peregrinación, volviendo a nuestro Padre, así que es un progreso, un proceso, no todo se consigue de golpe. Todo lo que tienes que hacer es responder a la llamada del Maestro, poniendo un pie delante del otro, siguiéndole. Este libro es tu invitación a ponerte en camino.