Wagering on an Ironic God: Pascal on Faith and Philosophy
Los filósofos asombran a la gente corriente. Los cristianos asombran a los filósofos.
--Pascal, Penses En Wagering on an Ironic God Thomas S. Hibbs sorprende y asombra. Lo hace ofreciendo una nueva interpretación de los Penses de Pascal y mostrando la importancia de Pascal en y para una filosofía de la religión.
Hibbs resiste la tentación de centrarse exclusivamente en la famosa apuesta de Pascal o de dejarse seducir por la naturaleza fragmentaria y presumiblemente incompleta de los Penses.
En su lugar, descubre en el Penses un proyecto coherente y completo, en el que Pascal contribuyó al antiguo debate sobre la mejor forma de vida: una vida de verdadera felicidad y verdadera virtud. Hibbs sitúa a Pascal en relación con los primeros filósofos franceses modernos, en particular Montaigne y Descartes.
Estos tres pensadores franceses ofrecen una visión claramente moderna de la buena vida. Montaigne aboga por la vida privada de auténtica autoexpresión, mientras que Descartes favorece los bienes públicos de la ciencia progresista de la Ilustración y su promesa de dominio de la naturaleza. Pascal, por el contrario, ofrece un relato de la religión cristiana que aborda la subjetividad moderna y la ciencia en sus propios términos y trata de reivindicar la sabiduría de la visión cristiana mostrando que, mejor que cualquiera de sus rivales, comprende verdaderamente la naturaleza humana.
Aunque los tres filósofos comparten una preocupación por Sócrates, cada uno de ellos encuentra en esa figura un relato distinto de la filosofía y sus objetivos. Pascal encuentra en Sócrates una filosofía rica en ironía: la filosofía está marcada por un profundo anhelo de sabiduría que nunca se alcanza del todo. La filosofía es una búsqueda sin logro, un amor nunca obtenido.
Ausente la certeza cartesiana o la ambivalencia de Montaigne, la práctica de Pascal de la ironía socrática reconoce el desorden de la humanidad sin desalentar su búsqueda. Por el contrario, la búsqueda de la sabiduría alerta al buscador de la presencia de un Dios oculto.
Dios, según Pascal, oculta y revela a la vez, satisfaciendo la aspiración filosófica a la felicidad y a la vida buena sólo subvirtiendo la propia autocomprensión de la filosofía. Pascal lo apuesta todo a la ironía de un Dios que asombra y maravilla a los verdaderos amantes de la sabiduría.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)