Apocalipsis 1-3

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Título original:

Hearing Revelation 1-3

Contenido del libro:

Los receptores del Apocalipsis lo escuchaban, y lo oían como otras representaciones orales. Los receptores griegos no sólo conocían el griego, sino también las formas convencionales de presentación retórica típicas de la cultura griega.

Sabían cómo empezaban las obras (con un proemio, pero centrándose en el ethos del orador). El ethos del orador era la primera prueba de persuasión, por lo que las audiencias sabían cómo sonaba uno. Oyeron Apocalipsis 1 como una presentación continua, no como los eruditos que se detienen a examinar cada tesela del mosaico.

El Orador de Apocalipsis 1-3 es Jesús -no Juan-, que entrega la revelación de Dios a las siete iglesias.

Después de presentarse de una manera corporal impresionante, llamada écfrasis, se dirige a siete cartas individuales. Repite aspectos apropiados de su ethos al dirigirse a cada carta.

El tipo de carta es exclusivamente de alabanza y reproche. Dado que este tipo es opaco para los lectores modernos, la monografía presenta ejemplos de cartas de alabanza y de reproche. Además, los oyentes griegos valoraban más que nada la alabanza, el honor y el respeto, por lo que estos valores culturales se presentan con cierto detalle.

Por último, se examina cada una de las siete cartas a la luz de la alabanza y la culpa, lo que en este contexto significa en términos de la comprensión común de las virtudes cardinales: prudencia, justicia, valor y templanza. Las dos virtudes dominantes resultan ser la justicia y el valor. Dado que la mayoría de los comentaristas del Apocalipsis consideran las ciudades desde los ojos de los escritores de élite de la Antigüedad, es necesario poner de relieve el carácter mezquino de la vida urbana.

Sólo entonces se podrán identificar las virtudes de los no elitistas y alabarlas o reprocharlas como es debido. Independientemente de lo que ocurra en el Apocalipsis, los tres primeros capítulos son completamente griegos en su composición, estructura y valores.