Puntuación:
Las reseñas expresan decepción por el formato y el estilo del libro, describiéndolo como una lectura difícil debido a la falta de pausas y puntuación. Aunque se aprecia el tema relacionado con Andrea Dworkin, la ejecución ha provocado frustración entre los lectores.
Ventajas:El libro es una obra de afirmación sobre Andrea Dworkin, y se elogia al autor por su dedicación a su legado.
Desventajas:Todo el formato del libro consiste en un único párrafo continuo, sin pausas ni signos de puntuación, lo que dificulta la implicación de los lectores con el texto.
(basado en 2 opiniones de lectores)
ANDREA DWORKIN.
Sobre este estudio de su obra, Andrea Dworkin escribió:
Es asombroso para mí ver que mi trabajo se trata con tanta pasión y respeto. No hay nada que se le parezca en Estados Unidos en relación con mi trabajo.
Michael Moorcock escribió sobre la feminista y escritora estadounidense Andrea Dworkin: Creo que el feminismo es el movimiento político más importante de nuestro tiempo. La gente cree que Andrea odia a los hombres. La llaman fascista y nazi, sobre todo la izquierda estadounidense, pero eso no se percibe en su obra. A mí me parecía una gatita... Tiene una elocuencia extraordinaria, una especie de magia que conmueve a la gente".
Dworkin es una escritora muy positiva, siempre impulsando la revolución, el cambio y el pensamiento radical. En la introducción de Cartas desde una zona de guerra, escribe: "Ahora soy más temeraria que cuando empecé porque sé lo que cuesta todo y no importa. He pagado mucho por escribir lo que creo que es verdad. Por un lado, sufro terriblemente por el desdén que ha suscitado gran parte de mi trabajo. En otro nivel, más profundo, me importa una mierda'.
La obra de la vida de Dworkin equilibra el sufrimiento individual del escritor con el sufrimiento más amplio y mundial de la subordinación de la mujer, de modo que, según ella, uno se vuelve, a nivel personal, inmune al dolor, mientras que, a nivel más amplio y mundial, el dolor de las mujeres y los niños de todo el mundo sigue creciendo, y la sigue volviendo cada vez más loca: "Escribí estos ensayos y discursos) porque creo en la escritura, en su poder para corregir errores, para cambiar la forma de ver y pensar de la gente, para cambiar cómo y qué sabe la gente, para cambiar cómo y por qué actúa la gente. Los escribí desde la convicción, de origen cuáquero, de que hay que decir la verdad al poder. Esta es la premisa básica de mi trabajo como feminista: activismo o escritura". Aquí Dworkin plantea su trabajo como una cruzada, ese es el término periodístico para su tipo de polémica, una "cruzada" contra el silencio y la violencia, contra la crueldad y la desigualdad, y ciertamente Dworkin es a menudo retratada en los medios de comunicación como una cruzada, alguien que realmente cree en sí misma, en sus convicciones, alguien totalmente comprometida, como pocos, con un cambio radical. Michael Moorcock, en su artículo sobre Andrea Dworkin (New Statesman, 1988), escribe: "Lo que ella combate, en todo lo que escribe y hace, es la negativa masculina a reconocer la desigualdad sexual, el odio masculino hacia las mujeres, el desprecio masculino hacia las mujeres, el poder masculino".
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)