Análisis del problema de la incredulidad de Lucien Febvre en el siglo XVI

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Título original:

An Analysis of Lucien Febvre's the Problem of Unbelief in the 16th Century

Contenido del libro:

Febvre planteó esta cuestión central en El problema de la incredulidad: «¿Podía la gente del siglo XVI tener opiniones religiosas que no fueran las del cristianismo oficial, sancionado por la Iglesia, o podía simplemente no creer en absoluto? «La respuesta dio pie a un debate más amplio sobre la historia moderna, en particular sobre la historia moderna de Francia. ¿Acaso las actitudes religiosas de la Ilustración y del siglo XX -en particular el laicismo y el ateísmo- arraigaron primero en el siglo XVI? ¿Podría haber comenzado el espíritu de investigación científica y racional del siglo XX con el rechazo de Dios y el cristianismo por parte de hombres como Rabelais, en su novela alegórica Gargantúa y Pantagruel, la obra más citada como texto proto-«ateo» antes del estudio de Febvre? El debate giraba en torno a algunas diferencias clave de interpretación.

¿Se burlaba Rabelais de las estructuras de la Iglesia cristiana (en cuyo caso podría ser anticlerical)? ¿Se burlaba de las escrituras bíblicas o de las doctrinas de la Iglesia (en cuyo caso podría ser anticristiano)? ¿O se burlaba de la idea misma de la existencia de Dios (en cuyo caso podría ser ateo)? La otra gran contribución de Febvre al estudio de la historia no reside tanto en los detalles de su obra como en las aportaciones que hizo a las herramientas del historiador. En este sentido, Febvre fue muy creativo; de hecho, puede decirse que se encuentra entre los historiadores más creativos.

Intentó llevar el estudio de la historia más allá de su enfoque tradicional en los registros documentales, argumentando en su lugar que el análisis minucioso del lenguaje podía abrir una puerta a las formas en que la gente pensaba realmente, y a sus mentes subconscientes. Este concepto, centrado en las «mentalidades», es el núcleo del enfoque enormemente influyente del grupo de historiadores de los Annales, y permitió un cambio en el enfoque de gran parte de la investigación histórica, alejándose del estudio de las élites y sus actos y acercándose a nuevas formas de historia social más amplia.

Febvre también utilizó técnicas y modelos procedentes de la antropología y la sociología para crear nuevas formas de plantear y responder preguntas, ampliando aún más el abanico de problemas que podían abordar los historiadores. En colaboración con colegas como Marc Bloch, su concepción de lo que constituían pruebas y de los significados que podían atribuírseles redefinió radicalmente lo que es la historia y lo que debería aspirar a ser.