Amor entrelazado: La curiosa historia de la peluquería en América

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Título original:

Love Entwined: The Curious History of Hairwork in America

Contenido del libro:

El cabello de los seres queridos -vivos y difuntos- se utilizaba en el siglo XIX en los Estados Unidos para crear joyas, adornos de pared y recuerdos. Anillos, pulseras, relicarios y broches se engastan con metal o marfil y se pintan con ricos dibujos. Los relojes de bolsillo colgaban de largas cintas tejidas en el pelo. Las paredes de los salones se decoraban con elaboradas coronas de flores y ramitas de pelo, a menudo adornadas con cuentas o cintas. Entre los artículos más inusuales se incluía un juego de té hecho enteramente de pelo. Los hombres y las mujeres de la época victoriana apreciaban los adornos para el cabello no sólo como recuerdos de sus seres queridos y recuerdos de sus relaciones, sino también como objetos de belleza y medios de expresión personal.

La peluquería, que comenzó como un oficio de artesanos altamente cualificados a finales del siglo XVIII, se hizo tremendamente popular entre la clase media y, a mediados del siglo XIX, alcanzó su apogeo con una industria que incluía la venta por catálogo de piezas prefabricadas, patrones estandarizados y libros de instrucciones para aficionados. Los anuncios, relatos e ilustraciones de las publicaciones populares presentaban la peluquería como el culmen de la moda sentimental.

A través de un amplio abanico de testimonios extraídos de la poesía, la ficción, los diarios, las cartas y, sobre todo, los ejemplos de peluquería, Love Entwined rastrea la amplia y duradera popularidad de esta artesanía y su lugar en el mercado estadounidense. En una época en la que los métodos de producción se mecanizaban cada vez más, la peluquería se distinguía no sólo por estar hecha a mano, sino también por utilizar una parte del cuerpo como material. Helen Sheumaker sostiene que esta refiguración del cabello de un ser querido en una mercancía creó un punto de encuentro único entre el sentimentalismo y el consumismo, intensificando la estrecha relación entre los bienes que uno compraba y el tipo de persona que deseaba ser.