American Expatriate Writing and the Paris Moment: Modernismo y lugar

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Título original:

American Expatriate Writing and the Paris Moment: Modernism and Place

Contenido del libro:

Montparnasse y sus cafés, el barrio obrero de la plaza de la Contrescarpe y el Panteón, los pequeños restaurantes y cafés a lo largo del Sena y el mundo acomodado de la orilla derecha... para los escritores estadounidenses autoexiliados en París durante los años veinte y treinta, la capital francesa representaba lo que su patria no podía: un entorno que, a través de la libertad de pensamiento y acción que permitía y la riqueza de la vida que ofrecía, alimentaba la plena expresión de la imaginación creativa. La forma en que estos expatriados interpretaron y dieron forma modernista al mito del "momento París" en sus escritos es el enfoque totalmente nuevo del estudio de Donald Pizer de siete de sus principales obras.

Pizer dilucida una diferencia sorprendente entre los géneros de la autobiografía y la ficción de expatriados, y organiza su discusión en consecuencia. En primer lugar examina A Moveable Feast, de Ernest Hemingway, The Autobiography of Alice B. Toklas, de Gertrude Stein, y The Diary of Ana s Nin, 1931-1934, que describen la aparición y el triunfo de la imaginación creativa en el contexto parisino. A continuación aborda El sol también sale, de Hemingway, Diecinueve diecinueve, de John Dos Passos, y Tierna es la noche, de F. Scott Fitzgerald, que escenifican el trágico potencial que encierra la búsqueda de la riqueza y la intensidad de la expresión creativa en el marco de la ciudad. Trópico de Cáncer, de Henry Miller, un ejemplo relativamente tardío de la escritura de los expatriados estadounidenses, constituye una síntesis de las dos tendencias, muestra Pizer.

A través de una cuidadosa lectura de los textos, Pizer identifica tanto los puntos en común de la respuesta de los expatriados al momento parisino como la expresión distintiva que cada obra da a su experiencia compartida. Y lo que es más importante, aborda la cuestión olvidada de cómo la representación de la escena parisina contribuye a configurar los temas y la forma de una obra concreta. Analiza recursos experimentales como las formas narrativas fragmentadas o cubistas, la representación dramática de la conciencia y la explicitud sexual, y explora los poderosos y evocadores tropos de la movilidad y la alimentación.

Como demuestra Pizer, el París de entreguerras fue para los expatriados estadounidenses algo más que una entidad geográfica. Era un estado mental, una experiencia, que engendraba la expresión formal de una estética personal. La atractiva y significativa interacción entre el artista, el lugar y las innovadoras formas autorreflexivas compone, sostiene Pizer, la contribución más distintiva de la escritura de los expatriados al movimiento literario denominado alto modernismo.