América, Aristóteles y la política de una clase media

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Título original:

America, Aristotle, and the Politics of a Middle Class

Contenido del libro:

La imaginación política de Aristóteles capitaliza las virtudes de una república de clase media. El experimento estadounidense de libertad republicana guarda sorprendentes similitudes con el mejor régimen político de Aristóteles, especialmente en lo que se refiere a la clase media y su papel público.

La autora Leslie Rubin, al poner a Estados Unidos frente al espejo de Aristóteles, explora estas correspondencias y sus muchas implicaciones para la vida política contemporánea. Rubin comienza con la Política, en la que Aristóteles afirma que el mejor régimen político mantiene la estabilidad equilibrando las tendencias oligárquicas y democráticas, y tratando a las personas libres y relativamente iguales como capaces de una buena vida dentro de una comunidad gobernada por la ley que practica virtudes modestas. La segunda parte del libro se centra en Estados Unidos, mostrando cómo sus líderes de opinión fundadores priorizaron las virtudes del medio de múltiples maneras.

Rubin descubre un sorprendente abanico de evidencias, desde la posesión moderada de propiedades por parte de una gran mayoría de la población hasta la experiencia ciudadana tanto de gobernar como de ser gobernado. Destaca la importancia del respeto por las virtudes de la clase media: laboriosidad, sobriedad, frugalidad, honestidad, espíritu público y compromiso razonable.

Rubin también destaca las instituciones educativas que fomentan la clase media: la educación pública proporciona alfabetización, aritmética y habilidades laborales, mientras que la educación cívica proporciona la historia y los principios de la nación, así como los derechos y deberes de todos sus ciudadanos. Sabias voces del pasado, tanto de la antigua Grecia como de la América poscolonial, elogian a la clase media.

La erosión de una clase media y el descenso del debate político a una histeria polarizada amenazan a una república democrática. Para que el gobierno del pueblo no caiga en la demagogia, el cuerpo político debe recordarse a sí mismo los requisitos -tanto políticos como personales- de una vida política libre, estable y justa.