Alguien que conoce a alguien

Título original:

Somebody Who Knows Somebody

Contenido del libro:

Llamar vigorizante a la prosa de este libro sería quedarse corto. Los relatos de Charles Rafferty te invitan a ponerte el collarín y embestir la valla invisible: hay una sacudida en el sistema, y luego tienes la libertad de moverte en el mundo que estaba justo delante de ti pero de algún modo inexplorado. El aire es mejor a su lado de la barrera, vigorizante y claro. No sé si llamarlos relatos o artefactos incendiarios.

--Sarah Harris Wallman, autora de Mujeres sin sentido, Premio Juniper de Ficción.

Los relatos de Charles Rafferty presentan escenarios casi reconocibles: nos encontramos con un hombre que roba flores del cementerio para llevárselas a su cita, otro que obsequia a sus vecinos con su gato muerto, otro que reflexiona sobre la llegada de pavos reales al vecindario. El mundo de Rafferty es sólo un poco más extraño, sólo un poco más agudo, sólo un poco más divertido que el nuestro. Después de pasar algún tiempo en este maravilloso mundo, volvemos al nuestro, sorprendidos e iluminados, dispuestos a apreciarlo de nuevo.

--Beth Ann Fennelly, autora de Heating & Cooling: 52 Micro-Memoirs, W. W. Norton.

Charles Rafferty es un maestro del formato breve, y los microrrelatos que lo componen. Alguien que conoce a alguienson como las luces de una ciudad que parpadean junto a la ventanilla del tren mientras te adentras en la noche. Y qué luces... Estas historias son precisas, cada atisbo bellamente representado; son alternativamente divertidas, amenazadoras, y son a la vez tiernas e implacables con lo que se siente como una inquietud americana muy particular. Me ha encantado.

--Ethan Rutherford, autor de The Peripatetic Coffin and Other Stories, Ecco.

Ya sea insuflando aliento en los pulmones de las figuras desamparadas de los mitos clásicos o dando testimonio de la tranquila desesperación de los desvencijados vecinos de las por lo demás tranquilas callejuelas exurbanas, estos relatos breves y feroces golpean la frente, como una rama tensada y luego liberada en un sinuoso sendero boscoso.

--Ian Morris, autor de When Bad Things Happen to Rich People y Simple Machines.