Alexander Vvedensky Una invitación a pensar

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Título original:

Alexander Vvedensky: An Invitation for Me to Think

Contenido del libro:

"Las Pussy Riot son discípulas de Vvedensky y sus herederas.

Katya, Masha y yo estamos en la cárcel, pero no considero que hayamos sido derrotadas....". Según el informe oficial, Alexander Vvedensky murió el 20 de diciembre de 1941. No sabemos la causa, si fue disentería en el tren después de su arresto o una bala de un guardia. Fue en algún lugar de la línea ferroviaria entre Voronezh y Kazán. Su principio de 'mal ritmo' es el nuestro. Escribió: "Sucede que te vienen a la cabeza dos ritmos, uno bueno y otro malo, y yo elijo el malo. Será el correcto'... Se cree que los disidentes de OBERIU han muerto, pero siguen vivos. Son perseguidos, pero no mueren".

-- Alegato final de Pussy Riot Nadezhda Tolokonnikova en su.

Juicio en agosto de 2012)

"Levanté mi mano contra los conceptos", escribió Alexander Vvedensky, "promulgué una crítica poética de la razón". Este poeta extraña y maravillosamente filosófico nació en 1904, creció en medio de la guerra y la revolución, y alcanzó su madurez artística cuando Stalin retorcía el significado de las palabras de forma grotesca y letal. Vvedensky, junto con Daniil Kharms, la principal figura del efímero grupo vanguardista clandestino OBERIU (neologismo de "unión para el arte real"), respondió con una poesía que hace estallar el significado estable en brillantes corrientes de provocación e invención. Un poema de Vvedensky es como una fiesta loca llena de teatro, cine, trucos de magia, malabares y banquetes. Aparecen y desaparecen personajes curiosos, la euforia hace compañía a la desesperación, las afirmaciones escandalosas desembocan en épicas peleas a gritos, y quizá todo termine con una persona solitaria cantando una canción.

Un poema de Vvedensky no es una declaración. Es un acontecimiento. La poesía de Vvedensky fue inédita en vida -se ganaba la vida como escritor para niños antes de morir arrestado en 1942- y sigue siendo el menos conocido de los grandes poetas rusos del siglo XX. Éste es su primer libro en inglés. Las traducciones de Eugene Ostashevsky y Matvei Yankelevich, destacados poetas por derecho propio, son tan asombrosamente despiertas y vivas como los originales.