Against Better Judgment: Irrational Action and Literary Invention in the Long Eighteenth Century
Robinson Crusoe reconoce que es una insensatez partir hacia alta mar; no obstante, se embarca. William Wordsworth, de El Preludio, ve la inmensa tarea poética que tiene por delante, pero en lugar de empezar a trabajar, la deja para más tarde y se va a dar un paseo.
Centrándose en este tipo de acción intencionadamente irracional, definida originalmente como «akrasia» por los antiguos griegos y «debilidad de la voluntad» en el pensamiento cristiano primitivo, Contra el buen juicio sostiene que el fenómeno adquiere una importancia renovada en el largo siglo XVIII. Al tratar las mentes y los cuerpos humanos como sistemas y máquinas, los filósofos de la Ilustración no tuvieron en cuenta las acciones que pueden estar poco motivadas, ser contradictorias o traicionarse a sí mismas.
Thomas Manganaro rastrea cómo los novelistas, ensayistas y poetas ingleses de la época intentaron representar la akrasia de formas que la filosofía no podía, lo que les llevó a desarrollar técnicas e ideas distintivas de la escritura literaria, incluyendo nuevos usos de la ironía, la interpretación y la contradicción. Al intentar dar forma a los modos en que las personas se fallan a sí mismas a sabiendas y libremente, estos autores produjeron un nuevo conjunto de herramientas lingüísticas que distingue las ventajas epistemológicas de la literatura a la hora de escribir sobre las personas.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)