Afectos religiosos

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Título original:

Religious Affections

Contenido del libro:

«La manera de crecer en seguridad es matar el pecado, buscar la gracia de Dios y ejercitarla tanto como puedas. La seguridad no se consigue mirando hacia dentro, sino actuando, mirando a Cristo y viviendo de acuerdo con lo que ves», de la Introducción de Joe Rigney.

Debido a la superficialidad de gran parte del culto y la vida cristiana moderna, a menudo podemos pensar que el despliegue de intensas emociones religiosas es un espectáculo exterior hipócrita. Y tenemos razón al sospechar, ya que «engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso» (Jer. 17:9). Sin embargo, las emociones son un don de Dios y forman parte de lo que Dios redime.

Cuando estalló el Primer Gran Despertar en Nueva Inglaterra en el siglo XVIII, el pastor Jonathan Edwards lo aprobó y oró por un gran avivamiento. Sin embargo, como hombre que sufría de depresión y melancolía, Edwards también advirtió a la gente de los peligros de confiar sólo en emociones tan intensas.

El centro de la religión cristiana no son nuestras emociones, sino Cristo y su bondad. Este clásico le inspirará a considerar tanto su vida como sus emociones y a seguir a Cristo en el amor.

«La esencia de toda religión verdadera reside en el amor santo; y en este afecto divino, y en una disposición habitual a él, y en esa luz que es su fundamento, y en aquellas cosas que son sus frutos, consiste toda la religión.» Jonathan Edwards.