A la caza del último gran pirata: Benito de Soto y la violación del Lucero del Alba

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Título original:

Hunting the Last Great Pirate: Benito de Soto and the Rape of the Morning Star

Contenido del libro:

En 1827, el duque de Wellington, antiguo comandante en jefe del ejército británico y primer ministro británico, ordenó la retirada de los soldados británicos de la isla de Ceilán tras años de sangriento conflicto. Se enviaron cargueros ingleses, entre ellos el barco cuáquero desarmado Morning Star, a Colombo para repatriar a los soldados británicos heridos y un cargamento de cajas selladas que contenían tesoros capturados.

En enero de 1828, el Morning Star estaba anclado en Table Bay, Ciudad del Cabo, antes de unirse a un convoy armado británico de Indias Orientales que se dirigía al norte. El Morning Star, muy cargado, tenía dificultades para seguir el ritmo de los barcos que le precedían.

El célebre pirata Benito de Soto era el capitán de un barco pirata fuertemente armado, al acecho frente a la isla Ascensión, en el Atlántico medio, para recoger a los rezagados de los convoyes que pasaban. El Morning Star fue alcanzado fácilmente por el pirata y detenido a cañonazos. Su capitán y oficiales fueron ejecutados y los atacantes huyeron a España con el cargamento robado del barco siniestrado.

Posteriormente, de Soto enterró el tesoro y viajó a Gibraltar, gobernada por los británicos, con documentos de identidad falsos para vender el botín. Sin embargo, las autoridades descubrieron su identidad y fue detenido. A pesar de no existir pruebas oculares de que fuera el capitán pirata, fue condenado por piratería ante un juez y un jurado británicos y ahorcado en Gibraltar a principios de 1830. Es evidente que no hubo pruebas de la culpabilidad de Soto en los tribunales, pero sorprendentemente, cuando en 1926 se estaban llevando a cabo reformas en el antiguo pueblo natal de de Soto en Galicia (España), se encontraron enterrados en sus terrenos gran parte de los tesoros que había saqueado del Morning Star.

Casi 100 años después, la justicia británica administrada en Londres y Gibraltar fue reivindicada...