35 preguntas de los cristianos a los científicos

Título original:

35 Questions Christians Ask Scientists

Contenido del libro:

Si perforamos el corazón de la materia, no nos toparemos con Dios. Si nos asomamos al borde del Big Bang, no encontraremos a Dios. Pero lo que sí encontramos es belleza, y mucha, hasta el fondo y hasta el fondo. Por supuesto, no es la belleza obvia de un arco iris doble. Se construye con el tiempo. Requiere trabajo. Llena la imaginación de luz, espacio, matemáticas y existencia. Pero, ¿nos llena de Dios? ¿De santidad?

... La belleza del mundo no es sólo espuma epifenoménica creada por nuestros cerebros sobredimensionados para sobrevivir en un cosmos brutal. Las explicaciones científicas están bien hasta donde llegan, pero a veces no llegan lo suficientemente lejos. La belleza... es una pista fiable del secreto del mundo... el reconocimiento. Es la imagen divina en nosotros reconociéndose a sí misma en un mundo hecho, y siendo hecho, por Dios.

El estudio científico amplifica los compromisos previos.... Si llevo las creencias religiosas convencionales a la ciencia, saldré ligeramente radicalizado, sabiendo que el cosmos es una catedral y que Dios no es un código ni un sello, ni una cosa entre las cosas. Dios es, en cambio, el fundamento de todo ser, el misterio tras la belleza que llamamos "existencia". Y la ciencia sólo puede profundizar en ese misterio; no lo resuelve ni puede resolverlo.

... Algunos sentimentales creen que cuanto más se conoce el universo, menos misterioso y maravilloso resulta, pero el conocimiento y el asombro no compiten, sino que cooperan. Cuanto más aprendes sobre el cosmos, más preguntas te haces sobre él, más consciente de tu ignorancia te vuelves y más consciente de la maravilla te vuelves. Esta es la gran paradoja del aprendizaje.

La mayor parte del diálogo entre religión y ciencia se ve afectado por la abrumadora necesidad de la gente, en prácticamente todas las partes de la discusión, de tener razón. Esto crea una atmósfera que repele a aquellos de nosotros que amamos saber cosas, pero que también hemos hecho las paces con el no saber cosas, y con el misterio. Si este libro alivia esta situación aunque sólo sea un poco, seré un autor feliz y agradecido.