Constantino el Grande fue uno de los emperadores romanos más influyentes.
En el año 312 d.C. declaró la tolerancia hacia el cristianismo y convocó el Primer Concilio de Nicea, que dio lugar a la declaración de creencias cristianas conocida como Credo de Nicea.
Es venerado como santo en el cristianismo oriental y su influencia empujó al cristianismo hacia la cultura dominante. Gracias a sus esfuerzos por combatir la inflación y reorganizar el ejército romano mediante la introducción de unidades móviles (comitatenses) y tropas de guarnición (limitanei), estableció una nueva moneda de oro -el solidus- que se convirtió en una importante divisa para los países europeos durante más de 1000 años. Su legado hizo que Constantinopla se convirtiera en residencia imperial y más tarde en capital del Imperio Bizantino, estableciendo una transición de la Antigüedad clásica a la Edad Media.
La dinastía constantiniana derivada de él tuvo un impacto considerable en las estructuras políticas de Europa durante la Alta Edad Media. Las conversaciones sobre Constantino siempre dan lugar a puntos de vista opuestos, pero los eruditos modernos se esfuerzan por formar valoraciones equilibradas a la hora de evaluar su reinado.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)