Puntuación:
Las reseñas de '3:16 - Los números de la esperanza', de Max Lucado, son abrumadoramente positivas, y elogian el libro por su claro mensaje de esperanza y salvación derivado de Juan 3:16. Los lectores aprecian su utilidad como herramienta para testificar y como recurso para estudios bíblicos. Los lectores aprecian su utilidad como herramienta para testificar y como recurso para estudios bíblicos. El estilo de redacción y las historias que se pueden contar son los puntos fuertes del libro, que lo hacen accesible y espiritualmente edificante.
Ventajas:⬤ Mensaje claro y conciso centrado en Juan 3:1
⬤ Excelente para compartir y testificar.
⬤ Bien escrito con historias relatables.
⬤ Adecuado para grupos de estudio bíblico y reflexión individual.
⬤ Presentación atractiva y útil para regalos.
⬤ Contenido inspirador y edificante que fomenta la comprensión del amor de Dios.
⬤ Cierta confusión respecto a varias versiones del mismo libro debido a las diferentes portadas.
⬤ Ocasionales frases o ilustraciones mal escritas mencionadas por algunos lectores.
⬤ Algunos usuarios experimentaron frustración al comprar duplicados sin indicaciones claras.
(basado en 66 opiniones de lectores)
3:16: The Numbers of Hope (Pack of 25)
Un desfile de esperanza de veintiséis palabras: comienza con Dios, termina con la vida y nos insta a hacer lo mismo. Lo bastante breve como para escribirlo en una servilleta o memorizarlo en un momento, pero lo bastante sólido como para resistir dos mil años de tormentas y preguntas. Si no sabes nada de la Biblia, empieza por aquí. Si lo sabes todo de la Biblia, vuelve aquí. Todos necesitamos el recordatorio. El corazón del problema humano es el corazón de lo humano. Y el tratamiento de Dios está prescrito en Juan 3:16.
Él ama.
Él da.
Nosotros creemos.
Vivimos.
Él ama.
Dios te ama porque elige hacerlo. "Dios no se sintió atraído por ti y no te eligió porque fueras grande e importante... Lo hizo por puro amor...". (Deut. 7:7-8, MSG). El amor de Dios por ti depende de su bondad, no de la tuya. Y como Él es totalmente bueno, tú eres absolutamente amado. No necesitas ganarte su amor, ya lo tienes. Y como no puedes ganarlo, tampoco puedes perderlo. Él te amará para siempre. Podrás salirte de su voluntad, pero nunca de su amor. Anótalo. Él te ama. Tanto, de hecho, que...
Él dio.
Dio a su Hijo unigénito. Jesús es el "único" de Dios. No se parece a ninguna otra persona en la historia. Todas las cualidades que atribuimos a Dios, se las podemos atribuir a Jesús. Jesús tiene una vida eterna, una sabiduría sin fin y una energía incansable. Sobre todo, Jesús es impecable. Cuando vivió en la tierra, nunca pecó. "Nunca hizo nada malo. Ni una sola vez dijo nada malo" (1 Pedro 2:22, MSG).
Nosotros, en cambio, hacemos cosas malas a diario. Tergiversamos la verdad. Herimos a la gente. Nos aprovechamos de los débiles y faltamos al respeto a nuestra familia. ¿Qué debería hacer Dios? Ha dejado clara su postura. "Cualquiera cuya vida no sea santa nunca verá al Señor" (Hebreos 12:14). ¿Dónde nos deja eso?
Nos deja dependiendo de la promesa de 3:16. "Dios... dio a su Hijo unigénito...". Aunque sin pecado, Jesús cargó con nuestro pecado. Dios puso nuestro pecado sobre su Hijo y lo castigó. Cuando Jesús murió en la cruz, murió por nosotros en nuestro lugar. Nuestra respuesta a este gran regalo es simple...
Creemos.
Confiamos en que Jesús hará lo que nosotros no podemos. No confiamos en nuestros propios esfuerzos para salvarnos. No podemos salvarnos a nosotros mismos. No ponemos nuestra confianza en otras personas para salvarnos. Creemos en Él.
Cada día, incluso cada hora, damos pasos similares de confianza. Creemos que la silla nos sostendrá y apoyamos nuestro peso en ella. Creemos que el agua nos hidratará y la bebemos. Confiamos en el funcionamiento del interruptor de la luz y lo accionamos. Tenemos fe en el pomo de la puerta, así que lo giramos. Confiamos en un poder que no podemos ver para que haga un trabajo que no podemos realizar. Jesús nos invita a hacer lo mismo con él. Y cuando lo hacemos, cuando creemos...
Vivimos.
Dios nos da una vida nueva. Nos da alegría en esta vida y la promesa de la vida eterna con él. Tenemos alegría porque su Espíritu vive en nosotros. Poco a poco su Espíritu nos cambia para parecernos más a Jesús. Sin culpa en la vida, sin miedo a la muerte, él nos da vida, ahora.
Y vida para la eternidad. En el Cielo serás tú en tu mejor momento. Sin ira o tristeza, lágrimas o problemas. Nunca cansado, egoísta o derrotado. Mente clara, músculos incansables, alegría sin obstáculos. Y, sobre todo, Dios "Oh, la profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios" (Romanos 11:33). El cielo es un lugar perfecto de personas perfeccionadas con nuestro perfecto Señor.
Él ama.
Él dio.
Nosotros creemos.
Vivimos.
¿Le gustaría aceptar la promesa 3:16? Puede hacerlo. Dile a Dios que lo aceptas.
"Padre, creo que me amas. Me diste a tu Hijo unigénito para que pueda vivir para siempre contigo. Separado de ti, muero. Contigo, vivo. Elijo la vida. Te elijo a ti".
Jesús espera tu oración. Cree en él y...
No...
Perecerás...
Tendrás vida, vida eterna, para siempre.
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Última modificación: 2024.11.14 07:32 (GMT)